sábado, 25 de abril de 2009

Ánima de la Anacahuita.

Devoción existente en Villa de García al ánima o espíritu de cierto militar revolucionario. Según las versiones, un hombre prometió darle sepultura a los restos del soldado a cambio de que se le curara cierta enfermedad. La osamenta fue enterrada al pie de un árbol de anacahuita (Cordia bossieri), cuya flor es símbolo oficial del estado de Nuevo León.

Yo era una niña cuando me traían... pero nomás taba la pura anacahuita verde, verde, y decían que ¡pos que hacía milagros!, y la sepultura... Dicen que era un soldado. Eso dice la gente, que era un soldado.

(Hipólita Coronado; Villa de García)

Una vez un hombre se vio muy malo y le pidió que lo aliviara no sé de qué enfermedad, que si lo aliviaba le hacía una sepultura (eran los restos de un muerto de la Revolución Mexicana).
Entonces el hombre se alivió y fue y le hizo su sepultura, a la osamenta... Pero la cabecera de la sepultura tenía una anacahua chica –yo creo. Ora... yo creo que todavía está ahí la Anacahua, ya grande, ya vieja.
Y finalmente el señor ese se murió, pero ahora el que se entiende ahí es uno de esa Hacienda de Icamole, no sé quién sea. Entre ése y otro le hicieron una como casita... ahí tiene su capillita...
Viene gente hasta de Estados Unidos, allí, a visitarla.

(Pedro Jaramillo Rodríguez; Villa de García)

Sí. Conocí a Sabino Moreno. Ya estaba muy grande. Fue el que sepultó al ánima. Se llamaba Agustín, del apellido no me acuerdo, pero allí está escrito. Ese hombre sufrió riatazos, sufrió humillaciones, sufrió hambre, hasta que una bala perdida lo mató, y allí estaba: debajo de la anacahuita. A Sabino le pidió agua porque se estaba muriendo. Era cuando estaba la vía vieja del ferrocarril. Ahí lo enterraron, pero lo enterraron mal; por eso en la noche se le apareció a Sabino y le dijo: “Si tú me entierras bien, te doy la salud”. Sabino cumplió y quedó sano.
No. No hay día para visitar al ánima. El ánima es muy poderosa, por eso le ponían muchas veladoras y se quemó la anacahuita, pero no toda. A veces todo el monte estaba seco, menos la anacahuita donde está enterrada el ánima.

(Rosa Flores de Esparza, Villa de García, citada en: Fernando Garza Quiros, Armando Flores, etcétera...,p. 85)


Véase también: Ánimas, Espíritus.

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