domingo, 30 de diciembre de 2007

Jabalí (Pecari tajacu).

Mamífero reconocido por su fuerza y salvajismo, cuya carne es tenida en alta estima por campesinos y cazadores. Se preserva la costumbre de guardar o utilizar sus colmillos como pieza de ornamento o para la buena suerte (en forma de dijes). En General Terán era estimado el tono de la tambora revestida con su piel, y en Hualahuises elaboran adornos con sus extremidades.

Aquí en El Potrero había de esos animales que le digo y el jabalí, pero desapareció el jabalí por las pedreras, por tanta gente que va a las grutas y todo eso.

Y es que al animal le gusta la quietud, aunque es muy grande El Potrero. Aquí por la carretera a Valle Verde, allí en todo eso todavía hay jabalí. Papá iba a La Pachona, un rancho que está de San José para acá, de San Jorge para acá (de allí es nativito el jabalí); una vez trajieron de ese lugar, él y otro amigo, 16 jabalines muertos y uno vivo, chiquito.

Su carne es como la carne de puerco, nada más que al abrir el animal, después de muerto, es como el conejo o la liebre, hay que quitarle la hiel, o algo así; algo que trae, porque si eso se llega a reventar le apesta toda la carne a campo, huele muy feo.

El macho siempre trae hembras y jabalines chicos; el macho grande le hace frente al cazador.

(Álvaro Sepúlveda; Villa de García)

Los jabalines son pa comer ¡son bien sabrosos! su carne es como la del marrano. Había gente que a los jabalines les ponía lazos en las cuevas, les ponían lazos y luego les echaban los perros. Llevaban perros y cuando los jabalines salían a aporrearse con los perros, se lazaban, se lazaban en las puertas de las cuevas. Se ponían bien bravos, pero como quiera los mataban, les daban golpes en la cabeza, les daban con un palo en la frente ya amarrados.

También los mataban a balazos, ¡pero bien bravos que son, bien bravos pa los perros y pa la gente! Son muy bravos y, ¡los colmillotes que tienen! Los traen por fuera los colmillos, por el hocico, ¡bien feos!

(Hilaria Alemán Ramos; Linares)

Véase: Amuletos, Cacería, Tamborazo.

martes, 25 de diciembre de 2007

Jicos.

Véase: Fiesta de los Jicos.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Juan Oso.

Personaje legendario cuya apariencia corpulenta y velluda lo asemejaba al plantígrado. Según la leyenda, es hijo de un oso y de una mujer. Su madre, siendo presa del animal, permanece encerrada en una cueva, donde nace Juan, hasta que se escapan o son rescatados por unos cazadores. Después de huir, madre y crío se incorporan a la vida cotidiana de un pueblo, pero muchos adolescentes se burlan de la apariencia tosca y peluda del joven, llamado Juan Oso, actitud de desprecio superada por éste mediante golpes y pruebas de fuerza física ante los demás. La historia se narra a manera de cuento o como un suceso real, especialmente en comunidades serranas. En Montemorelos hay un indigente de casi cien años que ostenta su apodo y es parte viva de la leyenda.

Nos decía güelita que era una señora, no, más bien una muchacha que vivía con su papá, muy lejos, y que la mandaban a cuidar vacas, hasta que salió un animal y se la robó: un oso. Se la llevó a una cueva y la encerró, y que... a ella casi no le gustaba vivir allá porque estaba muy lejos en la sierra y le daba miedo.

Y que... luego la muchacha tuvo un hijo que era mitad de oso y mitad de hombre, y se llamaba Juan Oso.

Pasó el tiempo y cuando estaba más grande la muchacha quiso escapar con la criatura, porque ella no quería comer carne cruda de los animales muertos, pero el oso estaba espiando.

Al fin se escaparon... Juan Oso y la señora alcanzaron a rodar la piedra que tapaba la boca de la cueva, y se salieron y vinieron a dar con el papá de la mujer.

(Rosario Flores Peña; Villa de Santiago)

El niño fue creciendo y fue creciendo, entonces había una escuela ahí en el pueblo, y ya le dijo el abuelo, el papá de la muchacha: “Vamos a llevar al niño a ver si lo matriculas, lo matriculas ahí en la escuela, a ver si lo quieren”.

Y pos sí, sí lo admitieron; ya estaba grande de edad pero sí lo admitieron. Bueno, y el muchachito bien aplicado, muy inteligente. Nada más que ¡pos todos los muchachos se reían mucho de él porque estaba muy pachón [gordo, peludo] de acá de los pies! Se reían mucho de él y a él le daba mucho coraje. Entonces un día le dijo a la maestra que los muchachos se burlaban mucho de él, y la maestra preguntó:

–¿Dime quién y quién se burla de ti?

–Todos, hasta las niñas se burlan de mí.

Y entonces les dijo la maestra a los niños, les dijo que no se anduvieran riendo de él, que tenía un defecto, pero... pues era gente como uno.

¡No! los muchachos como quiera siguieron burlándose, entonces él les dijo cierta ocasión, les puso en conocimiento:

–Miren, yo no quiero pelear con ustedes porque yo sé que les voy a hacer un daño grande, es mejor que no... que no me hagan ningún mal, no me hagan desesperar.

Pero los niños como quiera siguieron jode y jode, hasta el muchacho más grande de todos decía:

–¡Nombre! ¿Pos qué nos puedas hacer? ¡Yo soy de tu tamaño!, yo estoy de tu tamaño, si quieres vamos a jugar unas guantadas [luchas]. ¡Nombre, no me sirves para nada! –le decía el muchacho aquel.

Y ¡no pos... siguió insistiéndole, buscando pleito!, hasta que ¡no, pos el Juan Oso lo agarró y lo aventó, lo volvió a agarrar y lo volvió a aventar!, y le dijo:

–¿Quieres más?

Y ya nomás con eso que le hizo a ése ya los otros no le dijeron nada.

(Hipólito Reyna Sánchez; Linares)

Hermelinda Escobedo, de 59 años, contó historias sobre osos, específicamente la historia de Juan Oso, cuento registrado desde hace siglos en Europa. Sin embargo, para ella no era cuento; situó el secuestro de una muchacha por el oso en Loma Alta, un ejido vecino, para finalmente señalar que el fruto de esa unión era un anciano de Montemorelos al que llaman Juan Oso (a este último señor lo conocemos, es un anciano indigente que recorre las calles del municipio).

(Cristóbal López, “Notas de campo”, Montemorelos, 13-V-1997)

Véase: Nagualismo, Oso.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Judío errante.

Alma en pena de un judío maldecido por Cristo; su penitencia es vagar por el mundo hasta el día del Juicio Final. Aparece en forma de luz misteriosa.

Véase: Espantos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Lechuguilla.

Véase: Maguey, Mezcal, Sotol.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Lechuza (Tyto Alba).

Ave nocturna cuya voz atemoriza, en ocasiones, a nuestra gente. Como en diversos tiempos y latitudes, aseguran que su canto predice desgracias; otros afirman que el pájaro espera la muerte de personas para llevarse su espíritu, burlándose, durante esta tétrica misión, mediante el tronido de su pico y garras. Una creencia muy extendida identifica a esta ave con las brujas. Las brujas adquieren forma de lechuza con el fin de surcar el cielo y desplazarse a lugares donde consiguen chile y sal o canela, también para visitar enfermos. Es común escuchar relatos en que las lechuzas son capturadas con oraciones como las “Doce Verdades del Mundo”, para posteriormente transformarse en mujeres. Las personas distinguen las lechuzas que originalmente son aves, de las que son hechiceras; las segundas pueden portar una luz, salen a partir de las doce de la noche, y se les puede dañar con maldiciones y rezos.

Pues miren, sé una historia que no es cuento... Se trata de una señora que se casó en un rancho de ahí por El Aguacate, en la hacienda Los Naranjos, acá por Cadereyta. Allí, los recién casados hicieron su jacal. Esos jacales eran de dos aguas, tenían el techo detenido con unos troncos llamados latas y el techo era de hoja, de hoja de caña de azúcar.

A ese jacal vino una lechuza e hizo nido en el mero techo, por dentro. Pero a la señora no le gustó que la lechuza criara en su jacal. Entonces ésta le tumbó el nido y los lechucitos a la lechuza, mató a los lechucitos, tumbó a los animalitos del nido. Y se fue la lechuza .

Luego resulta de que con el tiempo la señora tuvo una niña y siempre la tenía en la cuna. Pues resulta que un día viene la lechuza y le saca los ojos a la niña en venganza de que la mamá de la pequeña le había matado sus lechuzos.

Quiere decir que no era lechuza común y corriente, que era bruja. Porque cómo es que se fue y luego ya con el tiempo vino y le sacó los ojos a la niña.

(María Elena Oyervides viuda de Serrato; Cadereyta Jiménez)

Entonces nos levantábamos muy temprano, nos levantábamos Carmela y yo a encerrar las vacas y a moler nixtamal, y un día, en el mezquite que estaba en medio del patio, vimos que se reían... se reían unas... unas lechuzas. Así, con risa de gente, de una mujer. Se secreteaban y rechinaban el pico. Desde una orilla del patio vimos pa arriba y eran dos, taban así, grandotas, blancas. Se veían claro en la madrugada. Se reían, se carcajeaban, se sacudían, luego se secreteaban. Hagan de cuenta que eran mujeres...

Era cuando estaba bien mal yo, es cierto de esas lechuzas.

Entonces Carmela dijo “¿salimos ajuera?”. Salimos ajuera y entonces las agarramos a pedradas, pero nomás volaban de un árbol a otro y otro. Eran tercas, volaba una y se paraba en otro lugar, luego llegaba la otra ¡riéndose y carcajeándose! Cuando volvía a volar una pa allá, se iba detrás la compañera también, y cuando estaban juntas se carcajeaban. Así se pasaron la noche hasta que volaron pa los corrales.

Eso sí fue cierto, mi hermana y yo las vimos. Las seguimos y volaban de un árbol a otro... Pero ¡pos quién sabe qué sería! Ahí en esos ranchos muy seguido había lechuzas de ésas.

(Lucila López García; General Terán)

A mí una vez me tocó un caso de que stábamos yo y mi mamá sentadas aquí y... pasó una lechuza, pero no una lechuza así, simple como un pájaro. No, era como una bruja transformada, o sea... porque las personas que son hechiceras tienen el poder o la facultad de ser... de ser... de transformarse en animal.

Entonces stábamos sentadas yo y mi mamá aquí enfrente de la... aquí en la banqueta, y luego de repente pasó un animal de esos, una persona (yo digo que no fue animal) y gritó, o sea, chifló pero el silbido que daba no era como un silbido común y corriente, o sea, era como el de un animal. Era como una persona transformada en eso...

(Gloria Esthela Ruiz Herrera; Parás)

Véase: Agüeros, Bruja, Cóconos, Chile del monte, Doce Verdades del Mundo, Luz Errante, Nagualismo, Petaca, Tecolote.