domingo, 31 de mayo de 2009

Agüeros.

Los augures eran religiosos romanos que interpretaban el porvenir a través del canto y el vuelo de las aves; de la denominación de estos personajes se derivan las palabras “augurios” y “agüeros”: indicios de un suceso futuro. Los agüeros pueden ser buenos o malos y sobresalen aquellos relacionados con animales.
Se consideran señales aciagas:
- Soñar víboras de cascabel y no matarlas
- Derribar cuadros y quebrar espejos
- Encontrar un coyote o un faisán en el camino
- El llanto del cielo (gotas de lluvia sin nubes)
- Un gato negro, o aves del mismo color
- Un cometa surcando el cielo
Así, es la misma cosa; échale un nudo al coyote cuando cruza... porque platicaban que era mala suerte cuando iba uno por un camino ¿verdá?, y se atravesaba un coyote.
(Román Flores Ramos y Manuela García de Flores; Melchor Ocampo)

Entre las premoniciones de muerte encontramos:
- El canto de la lechuza y del tecolote
- El grito de la zorra
- El graznido del cuervo
- Ver a familiares difuntos y platicar con ellos
- Soñar con recién fallecidos
- Una paloma negra que entra a la vivienda
- Entonar un alabado cuando no hay cuerpo tendido (muerto)
- El canto de una gallina semejando al de un gallo
- El aullido de un perro
- La presencia de un pájaro carpintero cabeza negra
- El alarido de La Llorona
Se acostumbran ciertas actitudes para evitar el sino fatal del augurio; por ejemplo, matar al emisario nefasto; realizar una invocación a Dios; santiguarse.

Los tecolotes son malos; avisan cuando se quiere morir un cristiano.
Por ejemplo, el día que yo me muera viene el tecolote, se para ahí (en el patio), y empieza a cantar: y es que me voy a morir...
También los cuervos... Una vez era tarde y estaba bien nublado, cuando llegó una parvada de cuervos, ¡pos sí adivinan!; en cada estante de la cerca se puso uno y empezaron a cantar: “kar” y “kar”; se empinaban así pa’ abajo y cantaban. Pos ese día, a las dos de la mañana, me vinieron a avisar que mi Lupito se había matado.
Y cuando mi Lencho, fue diferente: cantó una gallina en la tarde. Él se había ido pa’ la boda y la gallina cantó en la tarde. Pa’ las diez de la noche ya estaba muerto: lo mataron.
(Rosa Pequeño Delgado; Linares)

Cuando aúlla la zorra siempre se lleva de varios... a varios muertitos. María fue la que me dijo una noche: “¿Oyes? ¡cállate! -dijo-; está aullando una zorra. Sabrá Dios quiénes más nos iremos a mori, -dijo-. Se mueren tres o cuatro cuando grita ese animal”.
Y no, pos sí; al otro día falleció mi compadre Polito, y se murió de repente una señora en San Antonio. Ayer fueron a darles el pésame allí; yo no pude ir a saludarles ahorita; iré después.
Me acuerdo que ella dijo: “Fíjate que de tres a cuatro se mueren cuando aúlla la zorra”. Y pos sí, fallecieron varios.
Por cierto que ni le he contado a María de los muertos, y ella fue la que me dijo que el animal estaba avisando.
(Evangelina Sustaita; Hualahuises)

Otros agüeros conocidos son:
- Un cuervo graznando frente al hogar es indicio de mensajes o visita.
- Un pájaro carpintero de cabeza roja es anuncio de carta.
- Una paloma café (mariposa nocturna) dentro de la casa significa que se va a recibir dinero.
- El sonar de la tambora (del conjunto tradicional de tambora y clarinete) es considerado preámbulo de lluvia.
- Tirar una cuchara significa visita (si cae volteada hacia arriba, es que se le va a dar de comer).
- Saludos de mano que se cruzan (entre cuatro personas) es matrimonio próximo.
- Matar víboras de cascabel durante el sueño es señal de buena suerte.

Los cuervos, éstos de aquí, todavía tienen su... cuando empezaba a gritar el cuervo era que iba a venir visita (me parece), que iba a venir gente: empezaba el cuervo grite y grite.
(Celestino Ledezma Delgadillo; Rayones)

Entre aquellas señales derivadas de la observación se presentan:
- Vuelo de grullas: preámbulo del tiempo frío; invierno.
- Merodeo de pinacates: lluvia.
- Burro sacudiendo sus extremidades posteriores: cambio de clima.
- Hormigas inquietas, o que salen por alimento: cambio de clima, especialmente lluvia.
- Grito del coyote y canto a deshoras del gallo: variaciones de temperatura.
- Caracoles o ratas de monte que ascienden por los arbustos: lluvia fuerte, tempestad.
- Víbora de cascabel que sube a un arbusto: tormenta.
- Vuelo y alteración repentina de parvadas de aves: frío.
- Retozar, pleito y bramido de los toros: lluvia.
- Remolino de viento: lluvia, bajas temperaturas.
- Viento del norte: frío.
- Vuelo del pauraque: cambio de tiempo, especialmente lluvia.

Dicen que los coyotes comienzan baile y baile, se muerden la cola y empiezan grite y grite. Esto significa que ya va a venirse el tiempo frío, o sea la cambiada del tiempo. Fíjese: el grito del coyote viene siendo como cuando cantan los gallos a deshoras.
(Alfredo Pérez Casas; Rayones)

Y por eso la seña: cuando quiere llover muncho, comienza a retozar un buey viejo, comienza a retozar y brincar pa’ allá y pa’ acá; cuando eso sucede, llueve luego luego... ¿eh?... un buey.
Otros animales que anuncian agua son las cabras; éstas comienzan a... comienzan a brincar, a correr y a retozar, fíjese.
También los camaleones: un camaleón lo cuelga ¡y llueve!
(Juan de la Rosa Sánchez; Linares)

¿Las grullas?, pos nada más es en el mes de octubre cuando pasan; yo creo se les viene... va a entrar el invierno, o no sé; pero duran en el cielo unos días nomás.
Y dice uno “bueno, pues ora no se ven las grullas”. Ya tenía tiempo que no las veo, pero vienen en octubre, ya falta poco: andan en el día y andan de noche.
(Álvaro Sepúlveda; villa de García)

Véase: Alabado, Burro, Cometa, Coyote, Cuervo, Gallina, Grulla, Hormiga, Lechuza, Llorona, Mariposa negra, Pájaro carpintero, Paisano, Pauraque, Pinacate, Remolino de Viento, Tecolote, Zorra.

lunes, 25 de mayo de 2009

Águila.


Algunas personas utilizan extremidades de este animal como amuleto, o como elemento decorativo: en los espejos retrovisores de autos; en llaveros. Otros reproducen la efigie de su cabeza en objetos de metal: destapadores, cachas de cuchillo.
En una historia procedente de Linares se narra que el pájaro renueva sus garras, pico y plumaje, cada cierto tiempo. A semejanza de otras aves de presa, es símbolo de valentía y de vida rústica.

El águila es muy viva; dicen que cuando ya está muy vieja, muy viejita, el águila se pierde en la sierra, ¡no sale pa’ nada! Se deja de ver, y se le ponen las uñas muy gruesas, también el pico. Luego se pone a desplumarse toda porque ya está muy vieja.
En las peñas de la sierra empieza a raspar las uñas y el pico pa’ que se le caigan, para que se le caiga todo lo de encima, hasta que otra vez, de vuelta, vuelve a emplumar.
Eso sí es cierto: vuelve a emplumar, a emplumar. Le salen uñas nuevas y su pico otra vez. Entonces sí, ya nomás se viste bien y a... Dice: “ya me voy a volar”, se va a juntar otra vez con todos los pájaros.
Esa historia del águila sí es verdad; allá en la sierra se esconde, se esconde ‘onde no la vea la gente y se empieza a quitar ella las plumas: todas, todas, todas.
Golpea el pico en las peñas para que se le caiga; las uñas, igual.
Dicen que después se viste toda toda de nuevo. Bien bonita queda.
(Esther García Vázquez; Linares)

-Aquí guardan las garras de las águilas, o de los halcones.
-Y qué les hacen.
-Nada, las traen como... tipo amuleto.
-A poco la gente cree que...
-¡No!, pero las traen como cosa llamativa o algo así.
-¿De adorno?
-Sí, de adorno; dejan secar toda la patita y las garras, y luego le amarran un hilo de cobre y la cuelgan donde traen el retrovisor; el espejo de las trocas.
(Gina Cadena Rodríguez, General Treviño)

miércoles, 20 de mayo de 2009

Alabado.

Alabado. Copla religiosa interpretada para evitar que el diablo se apodere del alma de un muerto. Se canta durante el velorio cuando el cuerpo está tendido o en el trayecto hacia el panteón. Existía la prohibición de interpretarlo en otro tipo de situaciones porque propiciaba la muerte de familiares.

Salían cantando el “Alabado” y le preguntaba yo que para qué era eso (a un tío mío que cantaba eso), y me contestaba: “Para correr al demonio que estorba al ánima de este cuerpo”.
(Cruz Plata Barba; Hualahuises)

Véase: Alabanza, Muerte, Muerte-ritos fúnebres.

viernes, 15 de mayo de 2009

Alabanza.

Copla sagrada que en el ritual funerario tiene la misma función que el Alabado: evitar que el espíritu maligno se apropie del alma del difunto. También se entona por otros motivos: sortear la influencia de la mala hora (el diablo), e invocar lluvias. Alabados y Alabanzas se interpretan en comunidades de la zona centro-sur, y en áreas de montaña, aunque la segunda es más común en las fiestas patronales, procesiones y pastorelas, expresando un tono y sentido diferentes al funerario: de comunicación con la divinidad.


Las alabanzas eran tristes. Al oírlas, lloraba cualesquiera; los familiares con más ganas. Una de esas alabanzas decía:


Padrecito de mi vida

pues ya no me estén llorando

con verme aquí en este estado

la gloria me están quitando

la gloria me están quitando.

A los presentes y ausentes

que me están acompañando

en la gloria nos veremos

sólo Dios sabe hasta cuándo

sólo Dios sabe hasta cuándo.


(Lolo Calvo; Linares)


Adiós hija del padre

madre de mi hijo adiós

del Espíritu Santo

adiós, adiós, adiós.

Adiós reina del cielo

madre del Salvador

adiós ¡oh madre mía!

Adiós, adiós, adiós.


(Fragmento, Alabanza de la Sierra Madre Oriental; Iturbide)

Véase: Alabado, Curanderos, Magia, Mala hora, Muerte, Muerte-Ritos fúnebres, Procesión.

domingo, 10 de mayo de 2009

Alicantre (Pityophis deppei).

Es una creencia extendida que esta culebra de rayas multicolores se enamora de las mujeres y es corajuda; igualmente, que se alimenta de leche animal y humana. Con sus ojos y el contoneo de la cola hipnotiza o distrae a las víctimas, aprovechándose de este trance para obtener alimento.

Los alicantres son amarillos... brincan, vuelan de una parte a otra.
Una vez yo fui a dar a un lugar llamado La Laguna, y estaba la novedad de que un alicantre había enamorado a una muchacha joven, bonita y grande. Aquella muchacha se hallaba tan “alicantrada” que estaba toda manchada de amarillo en la cabeza. No salía a ninguna parte, ni hablaba con nadie: estaba nada más agachada.
(Desde entonces yo le cogí mucho miedo a los alicantres: porque nunca había oído hablar de eso).
Entonces, para quitarle lo “alicantrado”, le dijeron al papá que la sacara de la casa sin avisarle, que hiciera un viaje y se la llevara: y se la llevó. Se salieron, se llevaron a la muchacha. Un día madrugaron y se fueron sin que ella dijera algo.
Pero luego cuentan que la víbora que la tenía “alicantrada” se mató... Dicen que se agarró de un murillo a otro y se daba golpes contra el suelo, o de pared a pared, y que cuando vinieron estaba ensangrentada la pared y el animal estaba tirado muerto... en la casa...
También dicen de una señora que tenía a su niño bien flaquito, que el niño estaba bien flaco aun y cuando le daba mucho pecho: leche materna. Su esposo, que se iba para la labor y regresaba después de mediodía, se preguntaba por qué la señora no alimentaba bien a su hijo. Nada más comía el niño y a la señora le daba sueño: se prendía el niño a mamar, ¿verdá?, y ella se dormía... Entonces venía el alicantre al pasito, serpenteando, despacio: metía la punta de la cola en la boca del niño y se prendía a mamar del pecho de la señora. Por eso estaba el niño todo flaquito y lleno de granos en la boca. ¡Pos nada!; el alicantre se estaba tragando toda la leche.
Hasta que se dieron cuenta del animal y alguien le dijo que pusiera un vestido en la cama... y como la víbora creía que era la señora se metió entre la ropa buscando el pecho... fue del modo que la pescaron y la mataron.
Además, esa víbora mamaba a las vacas. Cuando nosotros vivíamos allá en Los Ventura, había un corral, y allí tenían vacas: el alicantre llegaba y se enrollaba entre las piernas... se pescaba de las piernas del animal y se ponía a mamar; aunque allí también se dieron cuenta y lo mataron. Y dicen que cuando lo mataron escurría toda la leche que se había tragado.
(Emilia Briones Luna; Rayones)

Ella vivía al lado de unas lomitas, y por el otro lado de los cerros su esposo trabajaba. Cuando la señora iba a dejarle el lonche a su marido oía que le chiflaban: siempre le chiflaba algo.
Y como ella siempre le contaba eso a su esposo, una vez él le reprochó que si ella lo engañaba: le preguntó que quién era el que andaba detrás de ella -porque cuando iba ella a dejarle el lonche se ponía celoso al oír que le chiflaban-.
Entonces la señora contestó que ¡pos que ella no tenía a naiden más!, ¿verdá?, que no sabía quién le chiflaba.
Pero él insistía que sí...
Hasta cierta vez que pasó por donde mismo, la señora se dio cuenta de que era un alicantre el que chiflaba. Pero dicen que la víbora se le enredó en la cintura y luego la mató: mató a la señora.
Después, su esposo pasó y la miró allí...
Pero dicen que la esposa se “comió” al animal, que se le metió -no sé cómo- por las narices y la boca. La señora se comió la víbora: se le metió a ella por la boca.
(María del Rosario Flores Peña y Eva Flores Peña; villa de Santiago)

Véase: Víbora.

martes, 5 de mayo de 2009

Alma.

Véase: Espíritus, Ánimas, Sombra.