jueves, 30 de agosto de 2007

Mono.

Véase: Chango.

sábado, 25 de agosto de 2007

Muerte.

Extinción de la vida de un ser humano que implica la separación del cuerpo y del alma. Cada cultura tiene formas de expresar el sentimiento que trae consigo el fin de la existencia; en nuestro medio, la muerte representa tristeza y resignación; sin embargo, no conlleva la separación absoluta entre el ámbito de los vivos y la persona ausente, porque los difuntos están presentes en la memoria y los sueños, o son evocados en diversos rituales como el canto de alabanzas y corridos, la conmemoración del día de difuntos, la realización de rosarios, misas y el apilamiento de piedras. A veces, estas ceremonias tienen la función de acortar el paso del purgatorio al paraíso (al cielo), y permitir que se sosiegue el alma de un difunto. A semejanza de lo que ocurre en otras tradiciones, el tránsito de la vida a la muerte es concebido como un viaje.


Cuando alguien está enferma, que está ya muy grave, vienen muchas personas a verla: hermanos, esposos, familiares, o sea... la desahuciada platica con ellos... con puros chingados muertos.

(Guadalupe Llerena viuda de Sánchez; Rayones)



Sí, los muertos siguen viniendo porque... porque hay veces que uno, claramente, sueña a sus padres, los sueña... o los ve, los está viendo cuando no está usted dormido, pero tampoco está despierto, en el entresueño; sí, los está viendo...

Así nos sucede a todos los que tenemos, por ejemplo, cariño de padre y de madre, y de hermanos. Está usted muy tranquilo en aquel momento que los está contemplando, pero no se acuerda que ya no viven, no se acuerda. En el sueño, ¿verdá?, no se acuerda que ya no viven. Pero está muy contento porque los está viendo.

Eso me sucede a mí cuando sueño a mis hermanos o a mi padre. Una noche clarito soñé que mi padre me habló, aquí, por un lado de la puerta, en donde ta la llave del agua.

(Florencio Pedraza; Hualahuises)

Véase: Agüeros, Alabado, Alabanza, Ánimas, Espantos, Espíritus, Muerte-ritos fúnebres, Muerte-ofrendas, Piedras.

lunes, 20 de agosto de 2007

Muerte-ofrendas.

Ofrecimientos a los difuntos realizados en fechas especiales; destacan los del 2 de noviembre (Día de Muertos o de Todos los Santos), así como los de aniversario de nacimiento y fallecimiento; incluyen la visita de seres amados a las tumbas, ponerles flores, velas, vasos de agua, hacer rezos. Algunos acostumbran llevar música en vivo, bebidas o alimentos que gustaban al fallecido: cerveza, calabacitas, elotes cocidos, dulces, etc.

Mi abuelita y mis tías les preparan... Bueno, mi tía Juanita, ahora que se murió su esposo, le prepara comida a mi tío Santos; sí, el día de los santos, que es el día de los finados. Mi abuelita hace empanadas y prepara comidas para cuando vengan porque ellos, los difuntos, vienen a visitar la casa.

Lo mismo sucede el día de los angelitos [1 de noviembre]; mi abuelita, como tiene niños muertos, les prepara juguetes y cosas así en la casa, y según esto ¡vienen a jugar!, sí se oyen ruidos.

Yo una vez me dio mucho miedo porque estaba despierta y oí ruidos en la cocina, pero era que buelita les pone cosas ahí, les ponen veladoras, les pone cosas. Este año pasado ¡pos no les puso veladoras ni nada de eso!, porque no tenía con qué comprarlas, ¿verdá?

(Marisela Cortés Peña; Los Ramones)


Cuando yo me esté muriendo

Cuando yo me esté muriendo

que no me manden coronas

y que saquen del velorio

y que saquen del velorio

toda la gente llorona.

Que yo no quiero flores ni corona

quiero una cumbia bien sabrosona

Que yo no quiero flores de muerto

porque se alarga mi sufrimiento (...)

y que me pongan ventilación

porque yo sufro sofocación.


(Graciela de Tobón; “La cumbia del muerto”)

Véase: Agüeros, Alabado, Alabanza, Ánimas, Espantos, Espíritus, Muerte, Muerte-ritos fúnebres, Piedras.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Muerte-ritos fúnebres.

Serie de actos sacros vinculados a la defunción o derivados de la misma. Entre los más relevantes se encuentran: formar en el piso una cruz de cal y recogerla al terminar el novenario para depositarla en el panteón, así como la velación en el hogar o en una funeraria; en el hogar, el cuerpo es tendido en la cama, sobre una mesa o en el piso. En décadas pasadas se colocaba un adobe bajo la cabeza del difunto con el fin de que el cuerpo se adaptara a la tierra. Solía acompañarse de alabanzas, plañideras, rezos, charlas, comida, café y mezcal; hoy en día se prescinde de plañideras y alabanzas.

Algunas veces los familiares, o porque así lo quiso el ahora difunto, disponen que se toque música durante el entierro y en fechas conmemorativas como el aniversario luctuoso o natalicio.

El cuerpo se trasladaba al panteón en tarimas o sobre hombros, actualmente se lleva en carro funerario; durante el trayecto, la gente entonaba alabanzas y alabados, ahora se limita a seguir el vehículo.

Poner el cuerpo muerto en el suelo es lo primero que se debe de hacer; por ejemplo, si yo me muero deben de acostarme ahí, en la tierra, de perdido un rato, con un adobe de cabecera.

Ahorita no, se muere alguien y luego, luego levantan el cuerpo pa la caja, no recibe nada... Eso no está bien, debe de colocarse el cuerpo en la tierra porque si no... pena ese muerto... Porque somos de la tierra, somos de la tierra y a la tierra tenemos que ir a dar.

(Pedro Jaramillo Rodríguez; Villa de García)

Cuando yo me muera –decía– quiero que me compongas un corrido, fíjese. Y cuando él muere, otra sorpresa, va una hija de él y me dice, me dice: “Oiga usté, don Chencho, mi padre tenía encargado que le fuera tocar usted a su sepulcro”. Ahora esto, el que fue a tocar conmigo aquí está, él fue, Manuel Charles. Él fue, fuimos él y yo a acompañarlo con música hasta el panteón. Son cosas verídicas, como le digo, era un juramento, una promesa:


Para empezar a cantar

se necesita un motivo

quiero toda su atención

pa recordar a un amigo

Oscar, así se llamaba

a quien dedico el corrido.

De ese pueblo de Terán

la muerte se lo llevó

pero antes de su partida

muchos recuerdos dejó

por ser un hombre valiente

siempre así lo demostró.

Su gusto fueron los gallos

los gallos y la baraja

los guantes, vino y mujeres

y convivir con la raza

pero se llega la raya

de esa ninguno se pasa (...)

Año del noventa y tres

con la muerte no pudiste

el treinta y uno de octubre

la fecha en que tú te fuiste

aquí quedó este corrido

porque tú así lo pediste.

Ya con ésta me despido

mil gracias por su atención

sus familiares cumplieron

sin duda su petición

que lo llevaran sus hijos

con música hasta el panteón.


Y así fue, fue cierto, se lo cumplimos; allí estuvimos Manuel Charles y yo, cumplimos.

(Chencho Herrera, compositor e intérprete; General Terán)


Véase: Agüeros, Alabado, Alabanza, Ánimas, Espantos, Espíritus, Muerte, Muerte-ofrendas, Piedras.

viernes, 10 de agosto de 2007

Nagualismo.

Capacidad de algunas personas para transfigurarse en forma y naturaleza animal; aparece vinculada al poder de brujas y diableros. En las brujas el nagualismo depende de necesidades de su “profesión”; así, para ver en la oscuridad, visitar enfermos y desplazarse a lugares lejanos adquieren figura de lechuza, cócono, tecolote y cuervo. El diablero utiliza la personalidad animal para resaltar sus habilidades y superar ciertos retos que sostiene con los pobladores. La creencia en naguales es vestigio de la cosmovisión aborigen mesoamericana y áridoamericana, aunque sólo hemos escuchado dicho vocablo náhuatl en municipios de la montaña y el sur del estado: Galeana, Doctor Arroyo, Mier y Noriega.

Mi tío Nestor se volvía como él quisiera... en forma de animal: coyote, venado, algo así.

Platicaban que una vez él venía de por allá, de aquel lado del arroyo, cuando se topó con un señor llamado Magdaleno López, quien tenía rifle y le gustaba la cacería; mi tío venía caminando y le dijo:

–Leno ¿cómo te va?

–Bien, Néstor, bien.

–¡Mira!, allá en tal parte, en la vista fulana –le dijo– pasó un venadón grande pal agua, pal arroyo aquél. ¡Anda, espéralo, y en el regreso te lo echas, lo matas!

–¿De veras, Néstor? –comentó Melesio.

–Sí, ¡ándale!, ve.

El hombre no perdió tiempo, se echó el rifle al hombro y ¡vámonos!, se fue y se puso donde le había dicho mi tío. Se asomó y vio las huellas del venado, era cierto, iban para el arroyo. Entonces ya se escondió y dijo: “Cuando regrese, en la pasada, ¡me lo echo!”.

No, luego a poco vio al venadote que venía caminando con unos cuernotes, ahí viene y ahí viene... Se acercó el animal y le empezó a tirar el hombre, pero con cada disparo ¡el venado nomás movía la cabeza! y brincaba pa delante, dirigiéndose pa donde él estaba. En cada tiro y en cada tiro lo tenía más y más cerca, ¡pero nunca le pegó!, y cuando le quedaba nomás un tiro tanteó, pensó “este es Néstor, no tiene ni que.... pero este tiro que me queda lo voy a dejar para él, donde lo encuentre me lo voy a echar [matar]”.

Otro día pasó mi tío Néstor por donde estaba Melesio, y le preguntó riéndose:

–¿Qué pasó, Leno, mi pedacito de carne?

–¡Si hasta dejé un tiro para ti, porque tú eras –contestó–, nomás que ya se me bajó la chiva! [el coraje].

–¡Pos no dices que eres cazador! ¿Por qué le erraste tantos tiros?

Sí, sí, el tío Néstor se volvía animal, ¡pero quién sabe cómo le haría pa volverse otra vez gente!

(Cruz Plata Barba; Hualahuises)

Me platicó una comadre de General Terán que tengo en California, que los muchachitos estaban portándose muy mal y les dijo, que les dijo:

–Se me portan bien o los... ¡o los convierto en tecolote!

Y que respondieron los güercos:

–¡No, en tecolote no, mamá! porque nos metes muy noche.

Pero que en otra vez volvieron a portarse mal y los subió a las hebras de la luz, que allá estaban arriba temblando de frío los tecolotes; así me lo contó.

Y luego que una vez otro señor les dijo a los mismos niños:

–¿Oye, por qué están rasguñados ustedes de la cara, tando tan chiquitos, por qué están rasguñados de la cara? –preguntó.

–Ira, es que papá y mamá y los papaces de ellos –contestó uno– vuelan muy alto, y nosotros como estamos chiquitos todavía no le sabemos muy bien a eso de volar, entonces nos arañamos en los uña de gato [especie de arbusto espinoso] y dondequiera, por eso estamos todos rasguñaos.

(Fernando Martínez González; Marín)

Véase también: Bruja, Cócono, Conejo, Cuervo, Diableros, Lechuza, Oso, Tecolote, Venado.

domingo, 5 de agosto de 2007

Niños.

La primera etapa de la vida humana necesita de precauciones que apuntan hacia un objetivo común: velar por la salud física y espiritual del pequeño. Estas atenciones implican requerimientos esenciales para su bienestar y desarrollo, educación informal y protección ante temores atávicos. Prevalecen las atenciones relacionadas con cantos de cuna, alimentos y vestimenta. Por ejemplo, ponerles algo rojo para cortarles el hipo; colgarles collares con huesos de víbora de cascabel para que no tiren saliva y desarrollen dentadura sana; evitar dejar tendida la ropa durante la noche para que no le caiga sereno o le entren malos espíritus. En cuanto a la educación informal, sobresalen figuras socorridas por los padres con intención de establecer límites al comportamiento infantil; aquí el repertorio es amplio: el cuco, el viejo, la Llorona, el enrabiado, el tecolote, el diablo, Dios; advertencias como las de ser comidos y convertidos en animal. En el ámbito de las costumbres y los ritos hallamos la colocación de crucifijos en la cabecera de la cama, tijeras en cruz y sombreros (evitan que el tecolote se los lleve o los chupe la bruja); tomar una piedra en la mano cuando se va a cruzar un río, al tiempo que se invoca el nombre del infante y se dice una oración (asegura que el espíritu del río no se apodere de él); enterrar su ombligo en patios o muros de casas (para que al crecer arraigue en su lugar de origen y dé solidez a las construcciones). En semejante orden de ideas, existen mitos como el de párvulos con una piedra de virtud en la cabeza, o que los duendes son “niños del limbo”, mientras otros evocan la aparición y encuentro en el monte de recién nacidos que hablan y portan colmillos. Perviven, a la vez, ideas acerca de sacrificios, como esa de emparedar criaturas vivas en las murallas de las presas para que su espíritu grite peligros de fisuras y desborde; o esta otra de sepultarlas sobre tesoros para que ejerzan como sus protectores. En el campo, la manifestación nocturna y montaraz de niños –especialmente su lloriqueo– provoca miedo y es identificada con el diablo.

Platican que a los niños se los llevan las brujas cuando no están bautizados, por eso se les debe poner la imagen de un santito en la cabecera. Esa los ampara mientras los bautizan.

(Felícitas Chávez Hernández; Lampazos)

Ponían una persona en... más bien ponían un niño en el muro de la presa, ¿sería en un cuadro de cemento? Eso me platicaron a mí y afirmaban que cuando la presa se quería ir [desbordarse o reventarse] hablaba el espíritu de la criatura...

Yo creo que decía “se va la presa, se va la presa”, así me platicaron a mí.

(Manuel Pequeño; Linares)

Hay niños que traen piedra de virtud en la cabeza, dicen.

Aquí había uno que afirmaban tenía piedra en la cabeza, y hasta comentaban que de un modo se harían de ella cuando muriera (porque menos no podían)...

Y que a la mamá le decían unos que le compraban al niño (cuando estaba chiquito) porque era sabio. Sí, se lo compraban, entonces dijo ella: “¡Ah!, a poco yo voy a vender a mi hijo”.

Y ¡no!, pos después se murió la señora y ahí quedó el muchacho; ahorita ya está hombre él. Pero mire, lo ve usted, así [la informante dobla el cuello], como que le pesa muncho la cabeza; sí, él dice que le pesa mucho porque la tiene muy grande, que por eso dobla el cuello. Pero otros dicen que no, que se le ladea porque tiene piedra en la cabeza.

(María Luisa Mendoza Ovalle; Mier y Noriega)

Más antes, cuando pasaban las grullas y había un niño que no podía hablar, decían: “Cuando pasen las grullas menéale una cuchara en la boca”, decían que haciendo eso se sentaban a hablar los pequeños. Sí, eso sí decían.

Pero ahora ya no, ya ni las grullas pasan. Antes las grullas pasaban muy seguido, pasaban así, todas, como en un cordón, como si fueran cogidas de las alitas, y decían: “Ahí van las grullas –decían– ese niño no se te vaya a hacer mudo, cuando pasen las grullas menéale una cuchara en la boca”.

Taba yo chiquilla cuando oía decir eso.

(Emilia Briones de Luna; Rayones)

Véase: Diablo, Duendes, Emparedados, Espantos, Espíritus, Huesos, Mal de espanto, Mal de ojo, Ombligo, Piedras, Virgen del Chorrito.