miércoles, 5 de diciembre de 2007

Lechuza (Tyto Alba).

Ave nocturna cuya voz atemoriza, en ocasiones, a nuestra gente. Como en diversos tiempos y latitudes, aseguran que su canto predice desgracias; otros afirman que el pájaro espera la muerte de personas para llevarse su espíritu, burlándose, durante esta tétrica misión, mediante el tronido de su pico y garras. Una creencia muy extendida identifica a esta ave con las brujas. Las brujas adquieren forma de lechuza con el fin de surcar el cielo y desplazarse a lugares donde consiguen chile y sal o canela, también para visitar enfermos. Es común escuchar relatos en que las lechuzas son capturadas con oraciones como las “Doce Verdades del Mundo”, para posteriormente transformarse en mujeres. Las personas distinguen las lechuzas que originalmente son aves, de las que son hechiceras; las segundas pueden portar una luz, salen a partir de las doce de la noche, y se les puede dañar con maldiciones y rezos.

Pues miren, sé una historia que no es cuento... Se trata de una señora que se casó en un rancho de ahí por El Aguacate, en la hacienda Los Naranjos, acá por Cadereyta. Allí, los recién casados hicieron su jacal. Esos jacales eran de dos aguas, tenían el techo detenido con unos troncos llamados latas y el techo era de hoja, de hoja de caña de azúcar.

A ese jacal vino una lechuza e hizo nido en el mero techo, por dentro. Pero a la señora no le gustó que la lechuza criara en su jacal. Entonces ésta le tumbó el nido y los lechucitos a la lechuza, mató a los lechucitos, tumbó a los animalitos del nido. Y se fue la lechuza .

Luego resulta de que con el tiempo la señora tuvo una niña y siempre la tenía en la cuna. Pues resulta que un día viene la lechuza y le saca los ojos a la niña en venganza de que la mamá de la pequeña le había matado sus lechuzos.

Quiere decir que no era lechuza común y corriente, que era bruja. Porque cómo es que se fue y luego ya con el tiempo vino y le sacó los ojos a la niña.

(María Elena Oyervides viuda de Serrato; Cadereyta Jiménez)

Entonces nos levantábamos muy temprano, nos levantábamos Carmela y yo a encerrar las vacas y a moler nixtamal, y un día, en el mezquite que estaba en medio del patio, vimos que se reían... se reían unas... unas lechuzas. Así, con risa de gente, de una mujer. Se secreteaban y rechinaban el pico. Desde una orilla del patio vimos pa arriba y eran dos, taban así, grandotas, blancas. Se veían claro en la madrugada. Se reían, se carcajeaban, se sacudían, luego se secreteaban. Hagan de cuenta que eran mujeres...

Era cuando estaba bien mal yo, es cierto de esas lechuzas.

Entonces Carmela dijo “¿salimos ajuera?”. Salimos ajuera y entonces las agarramos a pedradas, pero nomás volaban de un árbol a otro y otro. Eran tercas, volaba una y se paraba en otro lugar, luego llegaba la otra ¡riéndose y carcajeándose! Cuando volvía a volar una pa allá, se iba detrás la compañera también, y cuando estaban juntas se carcajeaban. Así se pasaron la noche hasta que volaron pa los corrales.

Eso sí fue cierto, mi hermana y yo las vimos. Las seguimos y volaban de un árbol a otro... Pero ¡pos quién sabe qué sería! Ahí en esos ranchos muy seguido había lechuzas de ésas.

(Lucila López García; General Terán)

A mí una vez me tocó un caso de que stábamos yo y mi mamá sentadas aquí y... pasó una lechuza, pero no una lechuza así, simple como un pájaro. No, era como una bruja transformada, o sea... porque las personas que son hechiceras tienen el poder o la facultad de ser... de ser... de transformarse en animal.

Entonces stábamos sentadas yo y mi mamá aquí enfrente de la... aquí en la banqueta, y luego de repente pasó un animal de esos, una persona (yo digo que no fue animal) y gritó, o sea, chifló pero el silbido que daba no era como un silbido común y corriente, o sea, era como el de un animal. Era como una persona transformada en eso...

(Gloria Esthela Ruiz Herrera; Parás)

Véase: Agüeros, Bruja, Cóconos, Chile del monte, Doce Verdades del Mundo, Luz Errante, Nagualismo, Petaca, Tecolote.

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