martes, 20 de mayo de 2008

Enrabiados.

Individuos que adquieren hidrofobia, mordidos generalmente por perros que portan la enfermedad; gritan, rasgan su piel y corren desaforados hasta el instante de su muerte. Al respecto, se recomienda no contestar los alaridos provenientes del monte, ya que pueden ser los de un enrabiado buscando víctimas para atacar. A veces se organizaban partidas de caza para perseguirlos y matarlos.

Antes había mucha, mucha rabia, y contaban que a cierto ranchito ¡pos ya había venido un enrabiado y había querido desbaratar una casa! Entonces a un señor de ahí, de ahí, que tenía bastante familia, se le ocurrió salirse de su casa y llevarse sus hijos y su mujer pal monte. Luego, subió a su señora y toda la familia a un mezquite e hizo una lumbre bien grande.

Y por los gritos sabían bien por dónde andaba el enrabiado, andaba nomás por entre el monte, entonces aquel señor le gritó y no... nomás se fueron contestando varios gritos cuando de pronto ¡aquí está el enrabiado!, porque a los enrabiados nomás les echaban un grito y ¡saltaban! buscando de dónde venía.

Entonces ¡pa pronto se pescaron y se agarraron!, se pelearon y cayeron entre la lumbre. Se quemaron los dos, pero él salvó a su familia con todo y señora.

(Rosa Pequeño Delgado; Linares)

Más antes no atendían a los enrabiados porque ¡pos no había ni medicinas!, y cuando alguien tenía la rabia ni quien se le arrimara. Lo que sí sucedía era que los encerraban y los ponían a comer ajo, puro ajo, ajo y ajo, esa hierba corta la rabia.

(Antonia Platas; Hualahuises)

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