viernes, 15 de agosto de 2008

Curandero, a.

Persona que ejerce prácticas terapéuticas y rituales. Antítesis de la bruja, a la curandera se le identifica con la realización del bien: la magia blanca. Sus tareas incluyen desde sanar enfermos y encontrar cosas perdidas, hasta invocar espíritus y ver el futuro. Fundamenta sus remedios en la medicina tradicional, recetando tés, infusiones, sahumerios, chiqueadores. La aplicación de estos elementos naturales suele estar vinculada a una serie de ritos: invocación de espíritus, prohibiciones, alabanzas, rezos, y la extracción de objetos extraños del cuerpo del paciente. Un curandero que ha trascendido es el Niño Fidencio (José Fidencio Síntora; Acámbaro, Guanajuato, 1898-Mina, N. L., 1938). Éste se ha transformado en figura central de un culto que sintetiza costumbres y creencias de la herbolaria, el catolicismo popular y el espiritismo.

Una vez se supo de un señor que ya tenía mucho tiempo de estar enfermo, a quien llevaron con un hombre de ésos, curanderos; allí lo arroparon con una cobija y el curandero pidió que le dieran unos chiles de color, de esos secos. Luego prendió los chiles en un bote e hizo un humaredón... ¡Mató a aquel pobre señor! Lo ahogó con el humo.
(Cornelio Sánchez López; Lampazos)

Eran buenas las curanderas, pues curaban a la gente; ahora hay doctores y evitan que anden tomando hierbas, pero pos por tal de hacer negocio con los centavos (...)
Los curanderos todavía existen; cuando dicen “no, éste está desahuciado por los médicos”, cuando una persona está desahuciada por los médicos la gente dice “vamos a ver un curandero”, y el curandero dice “no, lo tienen embrujado”.

(Indalecio Torres Sustaita e Isidro Bravo González; Iturbide)

Para donde me iba a curar eran puros rateros, rateros los curanderos, rateros los curanderos y... pues se acabó todo aquello, se acabó la fortuna y se acabó la enfermedad.
No crea que son mentiras, todos me conocen, soy nativo de aquí y ya le digo, tenía mil 200 cabras, bien seleccionados, bien cruzaditas... Tenía una oportunidad y me ganaba unos centavitos, había una producción de temporadas en que vendía yo 700 o 400 cabritos, con una producción de 200 o 300 pesos mensuales de queso. Se acabó todo aquello y se acabó la enfermedad.
(Señora; Mier y Noriega)

En algunos lugares el culto [al Niño Fidencio] se ha modificado, hay grupos en la ciudad de Monterrey y de otros estados, que han incorporado a su práctica curativa otros espíritus, por ejemplo a héroes de la historia regional como Pancho Villa, Emiliano Zapata o el doctor Eleuterio González “Gonzalitos”; a personajes famosos como Sor Juana Inés de la Cruz; a santos católicos como San Martín de Porres, Manuelito de Atocha, Jesusito o Ramoncito. (...)
Los curanderos o médiums fidencistas obtienen un conocimiento empírico, transmitido en forma oral de los recursos naturales como son plantas, minerales y animales, así como su forma de empleo.
Entre los fidencistas los rituales como “la barrida o limpia” y los amuletos protectores son muy populares. A esta magia popular se han agregado talismanes, polvos, baños, sahumerios, veladoras, oraciones, imágenes de otros cultos como los de Pedrito Jaramillo, un famoso curandero de los Olmos, Texas.

(Olimpia Farfán, El Fidencismo: la curación espiritista, pp. 29, 35)


Véase: Bruja, Canibalismo, Ceniza, Chile del monte, Doce Verdades del Mundo, Espíritus, Espíritu de Pancho Villa, Magia, Mal de espanto, Mal de ojo, Petaca.

No hay comentarios: