jueves, 30 de abril de 2009

Amuletos.


Son variados aquellos objetos que en Nuevo León se utilizan para alejar el mal, propiciar el bien o la buena fortuna. Los hay de herencia prehispánica, europea, africana y oriental (hinduistas, chinos). Aunque los orientales, sobre todo, son de reciente adopción. Para la buena fortuna se consideran los siguientes: pata y cola de conejo, pata de venado, piedra de imán, piedra de rayo, rama de laurel, hierbabuena, garras de aves de presa (águila, gavilán, halcón, lechuza), uña de león (puma), colmillos de oso y de jabalí, cascabel de víbora, cuarzos, efigies diversas (indio, Buda, elefante).
En función de posibles males y de fuerzas mágicas se usan: crucifijo y rosario, medallas de vírgenes, cabresto hecho de cerda de caballo, piel de coyote, tijera en cruz, ajos, ojo de venado, limones en la bolsa, hojas y cruces de palma, piedra de alumbre, e imágenes como la de Pancho Villa.
Relativo a cuestiones sentimentales: el camaleón, la chuparrosa, el cascabel de víbora.

Lo que sí he visto y he oído es que el cascabel de víbora -quitárselo al animal y cargarlo- es para la buena suerte. ¡Pos será o no será! Yo de mi parte nunca uso eso.
(Pedro Avendaño; Linares)

En la escena del crimen se encontró un casquillo calibre 9 milímetros.
La víctima traía en su cartera 249 doláres, 120 pesos, documentos personales y, paradójicamente, un sobre con dos amuletos para la buena suerte.
Juan Enrique García Valdés, síndico primero de Montemorelos, fue quien dio fe del cadáver.
(Mario A. Álvarez, “Ejecutan a pasaporteado”, en: El Norte, Monterrey, 31-VIII-1997, p. 12-B)

Le hicieron valla unos 40 policías [al banquero Jorge Lankenau Rocha], y en la aduana entregó sus pertenencias: una corbata, cuatro piedras de cuarzo, un amuleto envuelto en piel (era un hueso en forma de víbora), un celular Motorola, una grabadora y la bolsa que siempre llevaba pegada a su abdomen, donde guardaba sus amparos.
Ayer ni los amuletos, ni el cuarzo, ni los amparos, nada le valió.
(Alejandro Salas, “Me están violando mis derechos: JLR”, en: Extra, Monterrey,
18-XI-1997, p. 14)

Miren, estas son unas uñas de león que mató mi marido; mató dos, uno aquí en Gatos Güeros y otro en el rancho de nosotros.
Fíjense que en el penal de Monterrey buscan estas uñas -me dijo un sobrino- para arreglar... para ponerles a las leontinas -la leontina es una cadenita que traen los relojes de bolsillo para guardarse en la bolsa-.
Dicen quesque la uña del león es buena suerte ¡pos quién sabe para qué! ¿Les tendrán miedo?
Estas uñas son del león que mató aquí, deben de tener... deben de tener unos cuarenta años. Las traigo porque mi viejo decía antes de morir: “Si hay quien las necesite, se las regalas”.
Pero sí, dicen que las compran para arreglarlas, como en el penal de Monterrey.
Fíjese lo grande y filoso que todavía se ven, ahora imagine una mordida de esa bestia ¡huuy! Nomás que éstas están así como se las quitamos al animal: no están arregladas. Porque las lijan y las arreglan, las dejan blancas blancas ¿cómo será eso?
(Jacinta Hernández Prieto; Linares)

Véase: Armadillo, Cabresto, Camaleón, Colmillo, Conejo, Coyote, Curanderos, Chuparrosa, Espíritu de Pancho Villa, Jabalí, León de la sierra, Niños, Oso, Piedras, Víbora.

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