lunes, 20 de octubre de 2008

Cócono (Meleagris gallopavo).

Nombre que se le da al pavo en el área rural. Es uno de los principales naguales de las brujas, quienes toman la forma del ave para visitar durante la noche a las personas que han hechizado o que están curando de algún maleficio. Son variados los cuentos donde un cócono es bajado del cielo utilizando oraciones como las Doce Verdades del Mundo (ya en la tierra, capturado, el animal se convierte en mujer). Es un ave doméstica, pero subsisten bandadas silvestres. Tanto de las domésticas como de las silvestres se consume la carne. Las plumas se utilizan como elemento decorativo en casas y para el penacho del indio en las pastorelas. Parte de estas ideas y costumbres, probablemente, son herencia aborigen. En Linares, Hualahuises, Montemorelos y San Carlos, Tamaulipas, vivieron etnias identificadas con un sinónimo del vocablo “guajolote”.

Pues decían que el chamuco se aparecía en forma de cócono, que en forma de cócono. Mire, yo tenía un amigo que ya murió. Ese muchacho, cada vez que venía... venía y me buscaba, y nos íbamos así con él (...)

Me invitaba así a un camino que hacía cruz: “Vamos, vamos a... hoy tengo cita con un amigo a las doce de la noche. Nomás no te vayas a asustar porque es un amigo mío que a veces viene en forma de cócono, a veces viene en forma de burro, de marrano, o de un toro muy bravo. Pero no te asustes, no te hace nada, es mi amigo”.

¡Y pos él!... Yo no vi, nunca vi nada ni mi hermano tampoco. Pero a él sí lo veías, ahí, platicando con el diablo ¡sólo Dios sabe lo que platicaría!

Esto sucedía aquí en Vallecillo, pa las orillas del pueblo.

(Andrés Esquivel Vázques; Vallecillo)

Cierta vez íbamos por un camino y dijo mi padre: “Me voy a parar a pedir agua”; y allí donde nos detuvimos estaba una niña mece y mece a un niño, en una cuna, entonces le dijo mi papá a la chiquilla:

–¿No me quieres regalar tantita agua?

Entonces la niña contestó:

–Nomás deje ver si este chiquillo se queda quieto.

¡Pos no se quería quedar solo! Hace años ¡años! Yo estaba medianita, así.

La niña le contestó:

–Déjeme ver si se queda sosiego el niño en la cuna.

Pero el niño lloraba y lloraba, aunque lo meciera, hasta que le dijo:

–Te voy a volver cócono pa que te estés tranquilo, y nomás dijo esto, ¡zas!, brincó el cócono, saltó pal suelo el niño transformado en cócono y ahí se quedó, ahí se quedó, por allí andaba el cócono. Fue cuando ella se fue a traernos el agua, y tomamos; ya ella después lo volvería otra vez en niño, quién sabe. ¡Pero qué lista!, si era una niña, una chamaca meciendo a un niño en la... Sí, una chamaca, pero hace muchos años, hace más de sesenta años de eso.

(Antonia Platas; Hualahuises)

Los cóconos ¿cómo van a ser brujas si es un animal que se come? (...) El cócono que sea malo es una transformación, se dice. Pero en realidad ésos llevan una astucia; no el animal, la persona que se transforma en cócono.

Hay todavía gente que se puede transformar, nada más que ahora como ya está muy civilizada en eso... pero sí hay. Pero eso son pláticas, son pláticas que se hacen de eso; ahora, de haber, sí lo hay, pero pos son secretos que... muy oscuros.

Yo no sé cómo le llamarán a esas personas que se transforman, pero una persona que enferma dicen que tiene el maleficio, hasta ahí sé yo.

(Álvaro Sepúlveda; Villa de García)

Véase: Bruja, Cacería, Diablo, Lechuza, Tecolote, Nagualismo.

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